miércoles, 27 de febrero de 2013

Stéphane Hessel: una vida por nuestros derechos


Estamos de luto.

Hoy nos ha dejado Stéphane Hessel, una de las grandes figuras del siglo XX y de lo que ha visto del XXI.

Un gran hombre que ha tenido una vida larga y llena de compromisos con la humanidad: resistir contra  la invasión a Francia en la Segunda Guerra Mundial, participar en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ocupar posiciones importantes en la ONU, participación activa en el conflicto de Gaza... 

Si a esto le añadimos que en la Segunda Guerra Mundial estuvo a punto de ser asesinado por los nazis en los campos de concentración y consiguió salvar su vida en varias ocasiones, estamos ante una vida que no ha tenido apenas una pausa, y eso nos tiene que hacer pensar.

Es más, Stepháne Hessel no se detuvo ya ni a su avanzada edad. Es más, escribió un célebre librito: "¡Indignaos!" desde el cual llamaba a los más jóvenes a rebelarse de forma pacífica pero inquebrantable contra la crisis y el pisoteo democrático que sufre la práctica totalidad del mundo. Una lectura que aquí voy a recopilar de mi fuente de reseñas, un texto rápido de leer y que resulta simple a la vez que muy emotivo. Recomendado para todos.

Reseña escrita en 2011:

Yo también estoy indignado. De rabiosa actualidad por el movimiento 15M, compré este libro, que se postula como una de las mechas que inician el despertar.

Un texto breve (quizás demasiado) y muy pasional, que no trata de contar una historia ni de convencer de nada, sino de extraer en el lector la capacidad de reflexión crítica frente al estado del mundo y hacerle comprender que no puede seguir sentado en su sofá como si tal cosa. 

Hessel, humanista hasta la médula, pone como ejemplo la salida de la II Guerra Mundial e incita a salvar de nuevo al mundo de las amenazas capitalistas y de la manipulación mediática.

¿A qué esperas para estar indignado?




Ojalá no olvidemos a este señor indignado.
Es más, ojalá hagamos justicia a su vida.


lunes, 25 de febrero de 2013

¿Hay libertad en esta democracia?

los vínculos

El otro día estuve repasando una definición para libertad en Filosofía. Definía la libertad como la posibilidad del ser humano de elegir, aceptar e iniciar vínculos.

Esto puede resultar difícil de comprender al principio y hasta casi paradójico: ¿la libertad no es lo contrario del compromiso? ¿Cómo puede ser uno libre si se compromete a realizar algo, si se esclaviza en una decisión?

Sin embargo, tiene mucho sentido. Uno es libre para elegir, pero... ¿para elegir qué?


La libertad se completa cuando se plasma en una elección en la que se cree y en la que se pone esfuerzo por mantener, por reforzar un vínculo que se ha elegido libremente con sus consecuencias. La libertad se ejerce día a día en todos los ámbitos y no por ello nos resta autonomía: se pone en marcha desde cuando compramos algo hasta cuando elegimos con quien pasar la siguiente hora tomando un café. De hecho, romper con un compromiso es también aceptar otro vínculo (el de romperlo). Lo importante es que cuando uno es libre para elegir, iniciar y aceptar el futuro, lo hace mediante la autonomía propia del ser humano y en base a las consecuencias que él sabe que se va  a encontrar más adelante, pero que ha decido aceptar.

Todo esto me lleva a aplicar la definición al sentido de la democracia que tenemos hoy en día. Nadie puede poner en duda que la posibilidad de votar distintas alternativas es un signo de libertad para el ciudadano.


Pero nuestro análisis no se puede quedar ahí, porque si no avanzamos en el razonamiento no vemos la trampa. Tenemos que preguntarnos qué hay detrás de esa decisión, de ese vínculo que establecemos con el potencial partido que nos gobernará. Y no tenemos más pistas que sus antecedentes o su programa electoral. Pero si aquellos que resultan ganadores actúan de forma distinta a lo que prometieron, porque dicen que no hay alternativa, porque no está en su mano decidir porque las decisiones vienen de los mercados, de la UE, de a saber donde; y estuviera el partido que estuviese se haría lo mismo... ¿qué pasa entonces?

Si no sabemos lo que hay al otro lado del vínculo que establecemos, no hay libertad. Si nos comprometemos a algo que no sabemos qué va a ser, no hay libertad. Si yo elijo una alternativa de entre otras 200 pero no sé a ciencia cierta que hay detrás de ninguna, no hay libertad. Simplificando mucho: si me dan a elegir pero me vendan los ojos, no soy libre.

Es así de simple. Por eso esto que vivimos lo podemos llamar como queramos pero, ahora mismo, no es libertad ni es auténtica democracia.

jueves, 21 de febrero de 2013

Lo que nos enseña The Walking Dead


The Walking Dead, la adaptación del cómic homónimo de Robert Kirkman en formato de serie televisiva, ya va por su tercera temporada. Las andanzas de este grupo de supervivientes de un apocalipsis zombie está gustando a muchos que no conocían la fuente original de esta creación, y por este motivo está cosechando un éxito bastante merecido (aunque los más fans del cómic puedan no compartirlo, como pasa a menudo).

Yo tampoco conocía el cómic, pero la serie me está dejando un buen sabor de boca. Me gustan los dramas de este estilo, donde aparece un grupo nutrido de personajes que debe pasar por grandes desafíos, si bien esta oleada de zombies puede ser un reto excesivo. De todas formas, a mí me tiene muy maravillado cómo este producto nos quiere revelar algunas ideas sobre la naturaleza humana.

Prometo no desvelar nada del argumento, es simplemente una reflexión general.

Uno puede pensar a priori que los zombies son la mayor amenaza, y ciertamente son de temer. Pero a medida que la historia avanza los zombies van quedando en un segundo plano, porque el protagonismo es del núcleo de supervivientes y también de una maldad que les impregna a cada paso que dan.

A los pocos capítulos uno se da cuenta de que los zombies serían algo menor de no ser porque los protagonistas deben  también luchar contra sí mismos.

Efectivamente, los humanos vivos constituyen una amenaza mucho mayor que los muertos que caminan, ya sea bien por el rencor que contienen o por el abanico de sentimientos de desprecio que puedan demostrar hacia sus iguales. Y no tienen por qué estar en el otro bando necesariamente, también entre los que consideran de los suyos el caldo de las emociones puede hervir negativamente en cualquier momento. La cautela, las decisiones democráticas y la gestión de las emociones para mantener contenta a la humanidad restante pueden ser tan importantes como estar armado hasta los dientes para luchar contra la invasión de caminantes.

The Walking Dead nos recuerda que nuestra mayor pesadilla somos nosotros mismos. Ese es uno de sus mayores ganchos.


martes, 19 de febrero de 2013

Los Goya políticos

La Gala de los Goya, que nunca deja indiferente a nadie pese a que siempre parezca lo mismo año tras año, se ha cargado este año de críticas contra los recortes. Ya es oficial: ni siquiera una gala sobre los éxitos cinematográficos escapa a esconder al malestar popular.

Ha habido quejas al respecto, aunque era lo de esperar visto como está el panorama. Sin embargo, voy a decir que algo de razón hay en aquellos que dicen que con el cine no se debe hacer política.

El cine debería ser algo que nos ayudase a abstraernos de este mundo y olvidarlo durante cerca de unas dos horas para sentirse inmerso en otras realidades. Eso creo que es lo que buscan muchos que entran al cine o que se sumergen en un buen libro.

¿Qué ha pasado entonces para que este reflejo de la vida cotidiana sea tan palpable en la Gala? Pues que se ha roto la pared que separa la realidad y la ficción. No es para menos: la que está cayendo no es baladí. Que hay otros mundos pero están en este, y hoy en día la situación es tan extrema que uno no se acaba de abstraer. Y eso ni hasta el mundo del cine lo puede enmudecer.

Hay una frase que me gusta especialmente y que viene muy a cuento: "Aunque no te ocupes de la política, la política se ocupará de ti". Fíjense por donde, esta frase la proclamó Yves Montand, un famoso actor.

De ahí las críticas, indirectas o directísimas, que se lanzaron por parte tanto de organizadores como de actrices premiadas. Un rayo que no cesa del que las cúpulas cada vez deben encontrar más difícil esquivar.

Ya ni en el cine se abstrae uno, señores políticos. Pónganse de acuerdo y monten una gala para ustedes mismos. Yo lo veo, no faltan premios a los mejores guiones, frases espectaculares o actuaciones memorables que pueden otorgarse en el mismo Congreso. Tiren de lista, que no les faltan papelones. Y por favor, ya que sería injusto que ustedes eligiesen sus propios ganadores, por favor déjennos ese placer de votarlos a nosotros, que ya que nos dan tantos disgustos...

viernes, 15 de febrero de 2013

Ni al cine se puede ir tranquilo

El otro día fui al cine. Sé que me diréis que no está la cosa como para ir al cine, que es muy caro y la crisis aprieta. Pero las salas también sufren la crisis, así que fui a ver si tanto el cine como yo podíamos dejar de lado la crisis durante unas horas.

¿La película? En mi billete ponía "España" Sala 20 butaca 13.

Me sorprendió ver que la sala estaba hasta los topes, me senté en las primeras filas, en aquellas en las cuales lo ves tan cerca que sientes como si casi te introdujeras en la película. 

El argumento no empezaba mal. Los paisajes eran incomparablemente bellos, las personas simpáticas y de gestos amables, mientras la banda sonora envolvía todo a la perfección...

Pero luego empezaba la acción. Los protagonistas, una serie de estrafalarios personajes trajeados y muy mala pinta, planeaban construir casas e infraestructuras como si pensaran en diseñar un estado entero dentro del que ya tenían. No me gustaron sus caras, parecía que en vez de ver ladrillo, solo veían fajos de dinero... Mala espina, pero es que uno ha visto ya muchas películas.

Y el bello paisaje se empezó a transformar... En Castellón construyeron un aeropuerto que se patrocinó sin aviones, pero porque era para las personas. Llenaron todo de kilómetros de AVE, digo yo que habría más que autopista. También lo llenaron todo de puentes blancos idénticos, líneas de casas en el litoral, pueblos fantasma... Me recordó a mi hijo pequeño cuando le dejas que haga el Belén a su modo: pone lo que es del Belén pero también las casas de todos sus muñecos. El resultado era igual de esperpéntico.

Me empezaba a revolver en el asiento.

Paralelamente, había otro aspecto en el que fijar la vista: el reparto del presupuesto, que pasaba de mano en mano de forma vertiginosa. Hasta un matemático hubiese perdido las cuentas, fíjese. En Andalucía unos se llevaban parte del presupuesto y, tan tranquilos, se lo gastaron en su indecencia. En Catalunya a cada minuto pillaban a alguno con dinero negro. Salían hasta los Pokémon con los que juegan mis hijos. Tampoco me gustó ver que el yerno del Rey se lo llevaba fino, no me lo esperaba. Lo último que vieron mis ojos fue a un tesorero hacía gala internacional y dejaba el dinero en Suiza, a la vez que revelaba unos papeles que ponían en jaque a todo el país.

En ese momento, ya me harté. Me negué a ver el final. Me levanté del asiento y en la oscuridad vi que las caras del resto de asistentes eran de auténtico terror ante el visionado de la cinta. Salí por la puerta de emergencia y pillé por banda al chico que atendía en la taquilla, que estaba distraído en el pasillo.

- Me he metido a ver "España", pero es horrible. ¿No puedo ver otra película? 

- Las otras salas no son mucho mejores... - me comentó desanimado - "Grecia" ha recibido muchas peores críticas, y "Portugal" va de camino. Se ve que se lleva el drama hoy en día.

- ¿Drama? A mi me parece terror - respondí visiblemente indignado. - ¿Cómo deja alguien que se produzcan estas películas? ¿Quién puede poner el dinero para esto?

De repente, el taquillero me miró esbozando una sonrisa afilada y me replicó: 

- Lo peor, amigo mío, es que todo esto que ha visto y lo que no se imagina...

Hizo una pausa de esas que crean tensión y, tras un instante que se me hizo un mundo, terminó la oración:

- Todo esto lo paga usted con su dinero.

martes, 12 de febrero de 2013

¿Por qué la ciencia no es cultura general?


(Recomiendo que mi postura hacia la ciencia se lea también desde esta otra entrada)

Una duda que siempre me he asaltado es por qué la ciencia no se considera a muchos efectos parte de la cultura general. Parece que damos por supuesto que las letras y las artes formen parte de ese saber que todo el mundo debería llevar dentro de su cabeza, pero en las ciencias no están a la misma altura ni de lejos.

Lejos de querer empezar una clásica batalla contra los de los campos de letras y artes, os diré que esa no es mi pretensión. Al contrario, los que me conocen ya saben que las letras me apasionan tanto como al que más y, aunque en las artes sí que me falta algo más de formación, no por ello dejo de sentir las manifestaciones artísticas e intentar saber un poco más cuando tengo ocasión. Considero que una persona completa necesita de las letras y las artes, así como también de un equilibrio físico y emocional. Pero creo que en este prisma también es necesaria una comprensión más profunda de las ciencias en las que muchas personas, tristemente en mi opinión, andan por debajo de la media. 


No es difícil poner ejemplos. Alguien que diga que no ha leído a Cervantes, que presuma de no saber en qué años se desarrolló la Guerra Civil o que reconozca públicamente que no atina a citar un cuadro de Goya sería considerado (y con mucha razón, debo decir) una persona poco culta. Pero es curioso que para con la ciencia tengamos mucha más condescendencia. No culpamos de inculto a alguien que no sabe decir dónde está el bazo, que no sabe quién fue Gregor Mendel o a otro que nos dice que cuando el agua de una cazuela está hirviendo, si elevamos el fuego bajo ese recipiente conseguirán que se eleve la temperatura y que los alimentos se cuezan antes.

Yo lo veo todo con los mismos ojos. Y cuesta creer que, habiendo avanzado tanto el conocimiento científico y siendo las teorías y los descubrimientos cada vez más protagonistas de las noticias y del mundo en que vivimos, esta concepción de la ciencia no haya cambiado en los últimos tiempos. 

Una posible explicación la podemos encontrar en que, comparado por ejemplo con Reino Unido, donde la ciencia ha sido muy importante y reconocida históricamente; no ha ocurrido lo mismo en este país por adolecer de un despertar tan tardío del interés científico. Sí, aquí la ciencia parece que es para los especialistas, y está sacada en gran parte fuera de la cultura general donde predominan las letras y las artes. Pero es hora de que eso cambie. Un pensamiento científico completa el esquema cognitivo de la persona y le ayuda a desenvolverse mejor en la sociedad.

En la enseñanza primaria y secundaria las ciencias tienen un peso importante, pero que hay que decir que el espacio lectivo ha ido a menos respecto a los planes originales del anterior BUP. Esto debería corregirse, así como facilitar que las enseñanzas en ciencias sean más prácticas y creativas porque estimularían su aprendizaje. 

Para mí, uno de los avances más acertados que se han producido para enderezar esta situación de la ciencia en la cultura general y que llegue así a más gente ha sido la implantación de la asignatura Ciencias para el Mundo Contemporáneo, una asignatura que es obligatoria para todos los alumnos de 1º de Bachillerato. Dejando aparte mi vendetta de que los alumnos no científicos aprendan ciencia cuando el resto aprendemos todo lo suyo, lo cierto es que esta asignatura es útil para todos porque se aprenden muchos conocimientos que permiten entender los avances científicos en los medios de comunicación y formarse una opinión crítica al respecto, a la vez que se da una asignatura sencilla y con un gran enfoque divulgativo,



Pero como no podía ser de otra forma, el ministro José Ignacio Wert ya ha arremetido contra las Ciencias para el Mundo Contemporáneo y ha eliminado esta asignatura en su nuevo proyecto de la Reforma de la Ley Educativa. A mi juicio, un tremendo error del cual desconozco los beneficios, pero del que apunto como insigne fallo que impide a los ciudadanos del futuro formar un criterio científico cada vez más necesario del mundo en el que les va a tocar vivir.

lunes, 11 de febrero de 2013

¡Superando las 5.000 visitas!

¡Mi blog ya ha alcanzado las 5.000 visitas!

La verdad, no pensaba que ocurriría, ni mucho menos que sería tan rápido. Mi apuesta por no hacer de este espacio un sitio enfocado en un sólo tema, sino hablar a cada entrada de algo distinto, tenía sus riesgos. Creía que este sería un paraje baldío como los que aparecen en los Western, pero veo que lo frecuentáis mucho. Es más, tengo ya algunos lectores incondicionales a quienes les gustan casi todas las entradas.

Y no sólo eso: también recibo una generosa cantidad de comentarios en los posts, lo cual me hace muy feliz porque puedo conocer vuestra opinión sobre el tema tratado e incluso podemos profundizar un poco más. Incluso compartís algunas entradas. ¡Sabéis darle vidilla a este espacio!

Dicho esto, que sepáis que el espacio seguirá abierto por mucho tiempo y espero sumar más números redondos con vuestro apoyo. La Veleta está abierta a vuestras inquietudes y sugerencias. Dentro de poco iré incorporando también algunos cambios a la web, porque la tengo casi como la construí al inicio y este proyecto se merece un poco más de inversión.

¡Gracias una vez más por vuestro interés!


miércoles, 6 de febrero de 2013

El Elemento



El Elemento: Descubrir tu pasión lo cambia todo
Sir Ken Robinson, Lou Aronica
Ed. Grijalbo

Esta es una de esas lecturas curiosas que descubres y piensas que va a perdurar en tu memoria durante mucho tiempo. Sir Ken Robinson, con su habitual tono amable y a la vez cargado de sabiduría, nos expone en este libro una verdad como un templo.



"El Elemento" es un libro para paladear página a página. Está estructurado de una forma excepcional: a medida que se nos va describiendo la importancia de encontrar el Elemento en nuestras vidas y cómo podemos llegar a conocerlo, cada capítulo está salpicado de entrañables historias particulares, historias de personas exitosas pero tan reales como tú y como yo, que llegaron a ser lo que son porque tuvieron la suerte de encontrar lo que este libro describe.

Así, las narraciones de las trayectorias profesionales citadas describen cuidadosamente cómo llegaron a descubrir su pasión y han llegado a ser lo que son, y también cómo se sienten y cómo entienden sus talentos. Matt Groeging, Einstein, Gillian Lynne, George Harrison... son sólo algunos de los fascinantes ejemplos de los que estás deseando saberlo todo.


¿Qué es realmente el Elemento? Para saberlo deberás leer el libro y descubrirlo por ti solo. Como resumen te diré que encontrar el Elemento es sentir que estás en la zona donde puedes desarrollar todas tus capacidades al máximo, disfrutando sin importar del transcurrir del tiempo y sentir que has nacido para dedicarte a ello.

Se hace referencia no sólo al Elemento, sino a todos los factores que nos pueden ayudar a encontrarlo y a perfeccionarlo. La suerte es importante para hallarlo, pero la perseveración lo es más. Incluye al final una breve reflexión sobre si nuestras generaciones venideras pueden realmente encontrar el Elemento en el sistema escolar que les hemos preparado. Al fin y al cabo, Robinson es un experto en educación.

Todos estamos destinados a encontrar aquella tarea que nos da nuestro lugar inequívoco en el mundo, pero no es fácil. Ojalá este libro te dé alguna luz.

Muy recomendable.