jueves, 1 de enero de 2015

Mi estantería de 2014

En primer lugar, ¡felicitar a mis lectores este nuevo año 2015! Todo un lujo contar aquí con vuestra presencia y con vuestro detenimiento y mimo a la hora de leer y comentar mis divagaciones.
Siento tener un poco abandonado el blog, porque reflexiones no me faltan, ¡pero sí tiempo para plasmarlas adecuadamente! Ojalá este año me deje cumplir este objetivo.

Vamos pues a lo que nos ocupa esta entrada:

Ratos muertos en el transporte público, media hora antes de dormir... Todo ello ha contribuido a la consecución de este resultado. Durante este año he leído una cincuentena de libros, y os dejo aquí un resumen de lo más interesante que me he encontrado. La lista completa la podéis encontrar en mi perfil de Goodreads.

Poesía: este año ha sido especial en el contacto con la poesía, a la que me estoy aficionando rápidamente. Comencé leyendo algunas recopilaciones de Luna Miguel, pasé por cada número romano de las Rimas de Bécquer, disfruté mucho con Las personas del verbo de Gil de Biedma y me atreví con la poesía completa de Garcilaso de la Vega. De ninguno de ellos me he arrepentido, y volvería a ellas con sumo gusto. 
Y empiezo este año con más poesía, entre manos tengo la poesía de Jardiel Poncela.


Teatro: siguiendo la estela del año pasado, mi gusto por el teatro ha ido en aumento. Tanto, que este género ha sido el que más he cultivado durante este año. Me he dividido por un lado leyendo teatro del siglo XX como a Mihura, ¿Quién teme a Virginia Woolf? de Edward Albee, Benavente y algo que todavía queda por ahí de Jardiel.  Por otro, me he bajado al siglo XVII para leer un par de obras de Shakespeare, el enredo tan humano y endiablado de El perro del hortelano de Lope de Vega y la sublime filosofía de La vida es sueño de Calderón de la Barca
Apurar, cielos, pretendo...


Picaresca española: Merece dedicarle un apartado al hecho de haberme leído en un mismo año un libro que nunca me atreví a acabar como es el Lazarillo de Tormes, y la caricatura que hace Francisco de Quevedo en La vida del Buscón. Ambas novelas son el mejor exponente de este tipo de relatos autobiográficos por capítulos donde un joven intenta ganarse como puede la vida en aquella época de miseria del Siglo de Oro.


Cuentos y relatos: Si tenemos que hablar de piezas cortas pero no por ello menos sublimes, las Leyendas de Bécquer me dejaron tal impresión que me dediqué a buscar en diversos volúmenes aquellas que me faltaban por leer. Algunos de los trece problemas de Agatha Christie tuvieron tanta fuerza que igualaban a sus novelas completas. Y, por favor, qué delicia leer los Cuentos Peregrinos de García Márquez, marcando la gran mayoría de ellos como favoritos.



Divergente: comencé la saga juvenil Divergente, de la cual me leí sus dos primeros volúmenes en inglés y tengo al tercero en espera. Una historia convencional pero una ambientación muy interesante que algún día quiero comentar aquí.



Me dejo por mencionar algunas otras novelas y libros de ensayos cortos que podéis revisar en mi perfil. Y como siempre, llega el momento de hacer una recomendación del año, que nunca es fácil. Cualquiera de los libros comentados sobre estas líneas es de por sí una muy buena opción para el que quiera aventurarse en una nueva lectura y ahí tiene géneros para elegir.

Pero por destacar una que realmente me impresionó por su profundidad en el dilema que plantea, elijo una obra breve del gran vasco universal Don Miguel de Unamuno. San Manuel Bueno, Mártir nos adentra en la eterna lucha del ser humano del sacrificio de uno mismo en aras de los otros y en la verosimilitud de la fe. Por esto, y por todavía tener ecos en mi cabeza pese a haberlo acabado hace unos meses, lo recomiendo.