miércoles, 29 de agosto de 2012

En defensa del Ecce Homo



Pocos quedarán que no sepan sobre la simpática historia que ha protagonizado el mes de Agosto. Ha parecido que el mundo entero, ya hace tiempo harto de noticias incesantes sobre la crisis y sus pesadumbres, ha decidido fijarse en una inocente anécdota ocurrida en el pueblo de Borja (Zaragoza) y que gira en torno a la restauración de un Ecce Homo de un siglo de antigüedad.

La pobre Cecilia tenía buena intención
Cualquiera ya conoce los detalles: el fresco se estaba resquebrajando por la humedad que recubre todas las paredes del santuario, y al no poder soportarlo, una vecina restauradora del pueblo de 81 años, llamada Cecilia Giménez, decidió arreglarlo por su cuenta con toda la buena voluntad del mundo. El problema viene cuando se tuvo que ir de viaje repentinamente y dejó el fresco sin acabar, con intención de retomar la restauración a la vuelta. Cuando llegó dos semanas más tarde, y según sus palabras: “Ya se había liado todo el jaleo”.

Y es que el asunto ha tenido una proyección internacional sin precedentes. Más de 160 países se han interesado por la noticia, Twitter estaba que ardía con parodias (de dudoso humor, hay que decirlo) y el propio pueblo de Borja ha recibido un aluvión de espontáneos turistas deseosos de ver el apodado “Ecce Mono”. En los medios ha habido de todo, pero especialmente destacan burlas, información falsa y quizás muy poco tacto. Hay que decir que toda esta presión mediática ha sido excesiva para la pobre buena mujer, que ha sufrido ataques de ansiedad y ha decidido aislarse en casa. Sin embargo, el pueblo de Borja ha dado todo el apoyo a su ciudadana regalándole flores y homenajes a la puerta de su casa.

Aquí, aparte de todo el revuelo, se da una clara confrontación entre el arte y el sentimiento popular (¿y la religión quizás? aunque eso prefiero dejarlo aparte). Un artista no va a decir que esto está bien hecho, porque cargarse una obra no puede ser motivo de regocijo; en cambio, los espectadores no duchos en pintura lo ven como un hecho tierno, un acto de responsabilidad por parte de una vecina del pueblo que se interesó en restaurar algo que nadie se preocupó por conservar. Pero antes de posicionarse, creo que hay dos cosas importantes a la hora de juzgar este hecho, y son las en las que me voy a basar para pronunciarme:
  • La primera, es que no se trata para nada de una obra relevante. El tal Elías García Martínez, autor del Ecce Homo, no es un autor conocido a nivel nacional. No pongo en duda que sea un buen artista, pero basta con examinar cómo realizó esta obra para darse cuenta de que ni a él mismo le importaba mucho esta pintura en concreto: se dice que la debió realizar en dos horas, y si él hubiese querido podría haber realizado más preparativos sobre la pared o haber elegido otro soporte donde la pintura se pudiera haber conservado. Lo del pintor no va más allá de un gesto al pueblo, como también es un gesto lo de Cecilia.

  • La segunda, como bien ha dicho nuestra entrañable restauradora, es que la obra no está terminada porque no le han dejado hacerlo. Hombre, es difícil atreverse a decir que visto lo visto, vaya a quedar algo parecido a la obra original, pero yo creo que habría que darle la oportunidad de continuar su trabajo porque esto es una obra incompleta, un boceto. Cecilia no será una pintora de la talla del autor del Ecce Homo, pero no obstante no es la primera vez que hace algo así, y tal y como ha demostrado también vende cuadros.

¿Mi opinión? Bueno, yo no soy artista, así que no soy una voz experta. Soy científico, aunque aquí no me sirve de mucho tampoco. Por tanto diré simplemente lo que siento. 

El resultado dista mucho de ser el original, eso es indiscutible, pese a estar sin finalizar. De cualquier forma, yo creo que nos hemos pasado un poco todos con esta señora que no ha tenido más que una buena idea hacia una parte del patrimonio de su pueblo. No es un asunto tan grave y no merece comparación con qué hubiese pasado si la obra fuese más valiosa. En este caso particular, es mejor dejar el cuadro como está, ya que la fama del cuadro está llegando ahora, y no por lo que fue sino por lo que ahora es. 

A mí es que incluso me empieza a gustar. No le veis también algo de… ¿entrañable?

jueves, 23 de agosto de 2012

¿Es posible comprender la Homeopatía?



La ciencia avanza cada día, cada minuto, cada segundo. Lo más asombroso de todo lo que ha ciencia ha logrado descifrar es tanto la inmensidad de saber que ha recogido y la simplicidad del método científico, que se basa en la pura lógica certificada. Así, gran parte de todo lo que conocemos y vamos conociendo gracias a la ciencia no son conocimientos abstractos o teorías (que también las hay) sino pasos dados en una dirección que era la única posible.

Por eso sorprende que en este camino de sólo creer lo que se puede demostrar con lógica a veces aparezcan incertidumbres tremendas que siguen siendo ciertas y que no se puedan explicar con el mismo método. Hay muchos retos inverosímiles y algunos no nos son nada extraños: sin ir más lejos la propia vida es difícil de definir y de comprender; y el sexo es aún una de las mayores incógnitas evolutivas. Hoy me voy a centrar en un concepto bien extendido por la sociedad que también resulta difícilmente asumible para la ciencia, como es la homeopatía. 

Para empezar, la propia definición de homeopatía es difícilmente asumible, no sólo para la farmacia y para la medicina, sino también para la lógica. Seguro que me vais a entender estos dos sencillos puntos:

1) Homeopatía en griego significa “sufrimiento similar”, lo cual es precisamente una de las bases sobre la que se sienta esta medicina alternativa. La homeopatía profesa que para curar los síntomas de un paciente lo que hay que encontrar es una sustancia que produzca esos mismos efectos en el organismo y administrársela. Esto ya de entrada suena raro. Si un señor padece de insomnio, la solución sería cafeína. ¿Seguro?

      2)  La homeopatía sigue el principio de la máxima dilución, que es todavía algo más inverosímil que lo anterior si cabe. En Farmacia damos por hecho que la dosis de un fármaco es de vital importancia porque la presencia del fármaco debe cumplir una cantidad suficiente para producir el efecto, de ahí que haya dosis fijadas y que a veces se puedan incluso individualizar según las características del paciente. Pues en homeopatía el compuesto elegido para tratar la dolencia se diluye en agua o alcohol (depende la polaridad del compuesto) a 30C, a lo cual llaman potenciación, para después administrar la solución al paciente. Junto con la pregunta inevitable viene lo fuerte: ¿y qué es 30C? Una C se consigue al disolver una parte de compuesto en 99 partes de agua, lo cual es una dilución 1:100. 30 procesos de dilución 1:100 seguidos harán 30C. Los que sepan de química estarán ya asustados.


A los que no les digan nada estos números, les haré una comparación. Es como si disolviésemos el compuesto de partida en una cantidad de agua… ¡que sería 50 veces más grande que la Tierra!
Imaginároslo si es que podéis. La conclusión que sacáis es acertada. Si tenemos en cuenta que los átomos no se pueden dividir tanto sin que dejen de perder sus propiedades; en un vaso que yo cogiera de todo ese mega-océano, la probabilidad de que hubiese alguna molécula del fármaco en mi vaso sería… no nos andemos sin rodeos. 0%. 0,000000000% si lo preferís. NADA EN ABSOLUTO.
Por tanto, ¿me están vendiendo agua sin más? Pues eso parece. Pero la homeopatía cree en que el agua “recuerda” lo que en ella fue disuelto y eso permite curar.

No obstante, ojo a algunos datos: son muchos los países en los que la homeopatía, pese a su física difícilmente defendible, se ha integrado y forma parte del Sistema Nacional de Salud. Por poner algún ejemplo: Reino Unido, India, México y Alemania. Sin ir más lejos, el 40 % de médicos franceses y el 40% de médicos daneses han recetado homeopatía, y unos 6 millones de americanos han consumido homeopatía tan sólo en el último año. Es comprensible la oposición de algunos médicos a la homeopatía si atendemos a las dos razones que he explicado antes. Pero también, evidentemente, para que se dé un consumo tan aceptado de la homeopatía, tiene que haber detrás algo de verdad. Y es que la homeopatía ha demostrado que en muchos más casos de que a los médicos puristas les gustaría, da buenos resultados. Tampoco es algo que se pueda considerar placebo. El placebo, de hecho, se puede contrastar con los medicamentos homeopáticos, tal y como ocurre en los ensayos clínicos con los medicamentos.

¿Cómo se puede razonar de un modo científico que la homeopatía pueda llegar a curar? Nadie conoce aún la respuesta fuera de conversaciones que giran más en torno a magia que a ciencia. Pero aquí describo dos interesantes aproximaciones que, a la vez que ofrecen alguna explicación, podrían desvelar cosas que ni nos imaginamos.
  • Martin Chaplin, profesor de la London’s South Bank University, es toda una personalidad en lo que al estudio del agua se refiere, y está convencido de que el H2O es muy especial para nosotros. Tanto, que ha hecho muchos esfuerzos para que sea considerada la molécula esencial de la vida. Entre todas las maravillas que arroja al campo científico, ha descrito que el agua tiene múltiples conformaciones microscópicas, algunas de las cuales recuerdan a poliedros muy bellos. Sabemos que el agua no tiene forma en sí, sino que se adapta al recipiente que la contenga; y esto mismo ocurre a escala molecular. Es posible, sugiere, que el agua sea capaz de adaptarse a estructuras de escala nanométrica y mantenerse en forma de molde durante un tiempo.
Posible explicación: ¿Podría ser, entonces, que el agua efectivamente tenga memoria, y que esa fuese la explicación de por qué el agua homeopática cura sin tener ni una molécula activa? Requiere investigar un poco más, pero la idea suena fantástica…

  •  Por otro lado, Vilma Bharatan, botánica del Natural History Museum, realizó durante su tesis doctoral uno de los más profundos estudios de las plantas usadas en homeopatía. Simulando un árbol genealógico, Vilma dejó que su ordenador situara estadísticamente a las distintas plantas en base al efecto conseguido en su uso homeopático. Pese a que se puso de manifiesto que algunas plantas en homeopatía no servían casi para nada, el resultado que se consiguió con las demás fue bastante desconcertante: las plantas se ponían juntas no por sus grupos naturales (familia, género) sino por unos grupos heterógeneos que más tarde se describieron como pertenecientes a distintos sistemas del cuerpo humano: por ejemplo, distintas plantas que no tienen nada que ver entre ellas servían para tratar dolencias similares del sistema circulatorio. Se vuelve a matar el efecto placebo. Aparentemente, la base de la homeopatía podría ser de acción química… pero precisamente ¿no es la química lo que se mitiga con esas desorbitadas diluciones? Esto parece un callejón sin salida.
Posible explicación: ¿Y si la homeopatía es similar a la medicina convencional, pero el hecho diluir tanto está confundiendo las cosas?


Los científicos aún tienen que investigar muchas cosas si quieren entender la homeopatía. Cualquier resultado puede ser apasionante porque esclarecería el papel de la homeopatía y nos daría nuevos temas para investigar. O también puede ser que por mucho que investiguen no descubran nada, lo cual no es malo, porque un mundo tan lógico resultaría aburrido.


miércoles, 22 de agosto de 2012

¡Esta es la mejor idea del mundo!



Durante estas vacaciones me he entretenido leyendo un libro muy interesante que me gustaría discutir en este espacio. Se trata de “The World’s Greatest Idea” de John Farndon en colaboración con otros expertos; obra que lamentablemente no ha sido traducida al castellano, pero no es una lectura difícil si alguien se quiere lanzar a leerla en inglés.
Como su nombre dice, este libro recoge 50 ideas de la humanidad, que han sido consensuadas por un equipo de expertos teniendo en cuenta campos muy diferentes, y en el libro se aporta información sobre cada una de ellas.



¿El motivo? Dar a entender la enorme importancia de cada idea en base a lo que ha a portado al desarrollo de la humanidad. Esta idea comenzó en Internet, en una página donde si queréis podéis consultar la lista completa de las 50 ideas:  http://www.theworldsgreatestidea.com/the-ideas/. Durante unos meses la lista se sometió a una votación popular donde acabarían siendo ordenadas y ese es el orden que siguen los capítulos del libro impreso. El ranking es tremendamente criticable, pero afortunadamente el libro en ningún momento antepone una idea sobre otra y la introducción basta para hacernos entender el real propósito del libro: dar algunas ideas básicas, un poco de historia y argumentos a favor y en contra de cada idea para hacer pensar al lector críticamente sobre la importancia de cada una de las piezas del ingenio humano.


Una de las primeras cosas que salta a la vista es que es una lista bastante equilibrada. Aunque se puedan echar en falta algunas cosas y cambiarlas por alguna existente, la lista en general recoge inventos, sentimientos, ideas políticas y teorías científicas de una forma muy acertada, y lo que es más: da un sentido de universalidad. Nosotros, como ciudadanos occidentales que somos, no hubiéramos pensado que el qi o el chino simplificado fueran tan cruciales y, sin embargo, con sólo adquirir una simple noción sobre ellas nadie se atrevería a excluirlas como genialidades. Otro aspecto brillante es la crítica a las ideas. Ninguna se muestra como la mejor. Es más, siempre se dan un par de pensamientos contra las ideas que se argumentan para fomentar una visión total de cada causa. Sí, aparentemente nadie discutiría la vital importancia de las vacunas, pero no por ello se deja de comentar alguna oposición.

Es muy difícil escribir un libro así; es hasta ridículo, comenta el autor. ¿Cómo se sabe cuál es la mejor idea del mundo: es la que ha ayudado a más personas, la que más se consume o la que ha tenido una mayor influencia? En efecto, no podemos comparar el capitalismo con el café o el romance con la máquina de vapor. He ahí la belleza de esta selección: mostrarnos que el avance de la humanidad ha venido dado por múltiples factores que han construido la sociedad que nos rodea ahora. No nos podemos imaginar un siglo XXI sin electricidad pero tampoco sería posible  sin esperanza. Es por eso que no debemos caer en la tentación de imponer unas ideas sobre otras. Esto se hace todavía más evidente si pensamos que algunas ideas nacen de otras; por ejemplo, sin la cerámica no tendríamos la rueda, o sin la escritura no habría Internet.

El libro me ha aportado muchas ideas para reflexionar, es posible que en próximas entradas amplíe alguno de los conceptos que se discuten en sus páginas. 50 ideas parecen pocas, pero intentar reflejar las mejores eligiendo sólo 10 parece todavía más difícil. Aun así, permitidme elegir las diez que considero más importantes:



Mis 10 mejores ideas de la humanidad

- Música: como dijo Nietzsche “la vida sin música sería un error”. Puede que no cumpla una función que podamos medir, pero es tan esencial que está presente en casi todos los momentos de nuestra vida, incluso hasta en el último. La música tiene la particularidad de ser algo material que interacciona con el alma, y eso tiene un valor incalculable. ¿Qué tal suena eso?

- Matrimonio: la institución que reconoce la unión de dos personas ha permitido durante muchos siglos defender la vida de mujeres y niños indefensos en el pasado. Es de entender que ciertas opciones del hombre estén sujetas a una responsabilidad. Hoy en día y pese a la alta tasa de divorcios (que casi siempre acaban en una nueva unión), el matrimonio sigue estando muy presente y por fin se empieza a extender a familias no heterosexuales.

- Producción en masa: Henry Ford cambió el mundo cuando adaptó la producción en masa a sus coches, permitiendo una optimización del trabajo y una bajada de los precios. Lo que no sabía es que también hizo de este mundo algo mucho más equitativo, permitiendo a todos comprar muchos de los bienes de consumo que hasta entonces sólo eran privilegio de unos pocos.

- Electricidad: no creo que sea necesario explicarlo. Te quedas sin luz y ya todo parece una pesadilla. Las redes eléctricas iniciaron una revolución de la vida en todos los sentidos, y nos hemos adaptado a esa distribución energética. Tanto, que a veces olvidamos lo fabulosa que es.



- Democracia: que sea la opción de gobierno más elegida del mundo debe significar algo. Hoy en día, la libertad para elegir unos representantes por parte del pueblo define un pilar básico de los derechos humanos. Ya lo dijo Winston Churchill: "la democracia es la peor forma de gobierno con la excepción de todas las demás formas que se han ido probando con el tiempo".



- Vacunación: sin ellas ahora, las muertes y las infecciones graves serían tan comunes que la vida sería casi un milagro. Ahora nos parece normal vacunarnos, pero su descubrimiento tuvo un indiscutible efecto sobre la mejora de nuestras condiciones de vida. La mejor forma de combatir una enfermedad infecciosa es encontrar una vacuna eficaz. ¡Y tenemos ya unas cuantas bajo control!


Evolución por selección natural: Darwin tuvo una idea tan sencilla y a la vez impactante que nadie ha podido rebatir por mucho que se empeñen. De un plumazo, definió la evolución y ha servido para contarnos la vida en la tierra desde sus orígenes.




- Uso del fuego: son las ideas que lo manejan las que importan, pues el fuego siempre ha estado allí. No sólo son importantes ideas como cocinar o usarlo como medio de defensa, sino se cree que al sentarse al calor del fuego en las noches más frías nuestros antepasados empezaron a entablar conversación y a mejorar sus habilidades sociales.


- Escritura: es lo que define el periodo que llamamos Historia. Permitió la creación y almacenamiento de palabras que antes sólo pasaban de boca en boca. Desde cuentos hasta leyes, permitió crear un sistema más rígido y mucho más fiable por el cual se podía regir la sociedad, y, a partir de la imprenta, permitió que la cultura de unos pocos fuese accesible para todos.


- Agricultura: descubrir que era más productivo cultivar cerca de la cueva que ir todos los días a recolectar al bosque ayudó a nuestros antepasados a asentar sus civilizaciones y a garantizar comida suficiente para abastecer a enormes cantidades de ciudadanos. Es una necesidad básica, pero también el origen de casi todo lo que conocemos ahora.


¿Y cuáles son tus diez? Atrévete a elegir en:
 http://www.theworldsgreatestidea.com/the-ideas/