El otro día tuve la ocasión de oír la opinión de una psicóloga sobre la convivencia vecinal en los bloques de pisos. Las palabras que pronunció al respecto me parecieron tan poco usuales que quería compartirlas en este espacio.
Señaló con gran acierto que varias de las discusiones e incomodidades de vivir en pisos proviene de la extraña estructura en la que se disponen sus habitaciones, lo cual da lugar a roces que se hacen del todo inevitables.
"Es normal que la gente no se acostumbre a una radio que suena arriba o un vecino que canta de forma estridente tras la pared del baño. Después de todo, esa no es forma para que el ser humano pueda vivir tranquilo. ¿Alguien puede concebir como normal que las personas vivan encajonados, en una especie de cómoda gigante? "
En ese sentido, no deja de ser irónico que nuestros bloques de pisos sean muebles que nos contienen, a la vez que nosotros los amueblamos a nuestro gusto. Sé cual es la primera objeción que se le puede hacer a esta exposición: el espacio. Comprendo que quizás no haya sitio para todos y hemos tenido que recurrir a vivir amontonados con mayor o menor suerte.
Por ello, no hay mucho más que podamos hacer al respecto, o al menos, no hasta que los arquitectos del futuro diseñen viviendas flotantes. Pero seguro que alguien entonces echaría de menos vivir tan apartado del resto de la vecindad...
Seguro que yo no echaría de menos a mis vecinos.
ResponderEliminarPuede que sea una cascarrabias, pero no soporto tener que enterarme (a la fuerza) de lo que hacen mis vecinos.
Y lo que es aún peor, me da intranquilidad sólo de pensar que yo pueda estar molestando.
Es un sin vivir, lo mires como lo mires.
A mí me gusta la convivencia vecinal, de verdad, pero quería apuntar un punto crítico y la metáfora me parecía apropiada.
EliminarNo te agobies, es algo que te pasa a ti y a todos nosotros. Si tanto te agobia no pienses en ello, aunque es muy fácil decirlo, lo sé.
Me alegra verte por aquí Jyc, ¡saludos!
Fácil, lo que se dice fácil no es, pero tampoco es algo imposible, todo depende del vecino que nos toque en suerte, al igual que pueden pensarlo de nosotros, de nuestros ruidos, horarios, televisores y portazos. En realidad lo mejor es convivir y si todos nos basamos en un mínimo de modales y educación, creo que no hay nada imposible.
ResponderEliminarSaludos!!!!!!!!!!!!!!!!
Así es, es una realidad dual. Molestar y ser molestado. Reglas de convivencia que a veces cuesta cumplir porque estamos en nuestra casa...
Eliminar¡Saludos!
Imagínate cómo viven en los países asiáticos, donde se hacinan en cubículos para poder caber tantos en tan poco espacio.
ResponderEliminarCurioso. Nunca me había sentido molesto con un vecino hasta este año, en el segundo piso en que he vivido en el presente curso. Un vecino tocapelotas que se ponía a tocar el violín (y las pelotas) cuando yo intentaba dormir o estudiar...
Así es, en Japón la situación es aún más demencial...
EliminarNo me puedo quejar de mis vecinos, aunque tampoco sé qué tal vecino seré yo, jaja. Saludos
Flotantes en el cielo o el agua... O donde quiera que estén. Sería maravillosos que cada uno viviéramos en vez de encajonados, en cajas sueltas. Jajajaaa...
ResponderEliminarMuy bueno. Saludos, Anna
Me alegra que te haya gustado la reflexión. Lo de flotantes en el agua podría ser una buena opción.
Eliminar¡Saludos!