Hoy Jordi Évole se ha lucido. En menos de una hora de metraje televisivo, Jordi ha decidido abrir la caja de los truenos en lo que a la sobremedicalización se refiere y se ha metido a entrevistar a médicos, farmacólogos y representantes de la industria - ¿y un farmacéutico, Jordi? - para intentar llegar a la verdad sobre si no nos estaremos pasando dándole al botiquín.
No voy a negar que ha llevado razón durante gran parte del programa y se han contado cosas muy duras, especialmente los casos de los niños medicados con TDAH, que cada vez son números más alarmantes. No negaré que mi postura es similar a la del bueno de Jordi, y alguno ya recordará que yo escribí profusamente sobre un lado oscuro de la industria del medicamento en una entrada tal que esta.
Sin embargo, a Jordi se le ha ido la mano hoy. Por eso estoy escribiendo aquí con ese título.
Durante todo el programa, no ha habido nada que nos haya hecho pensar que la industria farmacéutica pueda ser algo menos que perversa hasta la médula. El amigable chico de las camisas ha clavado los dientes contra el gigante farmacéutico pero no nos ha revelado ni una de sus bondades.
¿Acaso no hay fármacos que sí que funcionan? ¿Acaso las vacunas que salen de la industria no han salvado cientos de millones de vidas humanas? Por no hablar de que la industria farmacéutica invierte mucho en investigación, con una potente financiación que los gobiernos más bondadosos no serían capaces de emular.
Evidentemente tienen su lado oscuro, aunque no sabemos cuanto, pero este programa de hoy adolece de una visión totalmente parcial en cuanto al propósito. No negaré que la industria tenga sus tejemanejes, pero lo que es seguro es que sin ella no tendríamos el nivel de salud del que gozamos hoy en día.
Jordi, tan malo es no llegar como pasarse. Pero sé que la próxima vez lo vas a hacer mejor.
Por lo demás, me gustas tanto como siempre, no pares.
Perdona pero es que Évole dice gansada tan gansada en cada programa. Que ahora te parezca mal es porque conoces algo más el tema.
ResponderEliminarEs demagogia siempre.
No es verdad.
EliminarNo en todos los programas dice que todo está mal, se me viene a la cabeza por ejemplo el de la educación en Finlandia, donde antes de irse a ese país dejó claro qué hacíamos bien y mal aquí. Y ha habido programas de Salvados muy constructivos también, como Reiniciando España.
Por otro lado, a mí no me parece ni gansada ni demagogia, pero para gustos hay colores, ¿no?
Un saludo
Ah... vaya. Qué breve o_o Parecía que iba a darte para más, y de pronto he llegado al final y me he quedado con las ganas de una crítica más extensa xD Cuán abrupto... No está bien ir dejando la miel en los labios, Luis =D
ResponderEliminarPor otra parte estoy muy de acuerdo en que este tipo de programas suelen ser muy sensacionalistas. Recuerdo que una vez vi el principio de un documental sobre un tío al que llamaban "el liquidador de empresas", o una movida así, y empezaban a contarte cosas de los Ruiz Mateos y demás empresas, y tal y cual, y hubiera sido muy interesante de no ser porque el efectismo totalmente afectado (valga la aliteración ) y recargado del film, más propio de un programa del corazón (y de los de línea dura, rollo Aquí hay tomate o Está pasando) que de un reportaje de investigación serio, y cuya forma de presentar los datos me hacía sentir ganas de vomitar. Por otra parte, ni el mismo Michael Moore se libra de pecar bastante de provocador, perturbador y agitador (aunque sinceramente creo que hace muy bien, pero eso ya es algo personal xP). En fin, yo no critico a Jordi Évole (tampoco es que sepa mucho de él, que no veo la tele, las cosas como son), pero si tú dices que ese programa no fue bueno, por algo será. Me fío de tu criterio =)
Me ha quedado breve... ok, tomo nota. Aunque tampoco tenía previsto alargarme mucho, hay ideas simples que no necesitan mucha extensión.
EliminarEse liquidador debía ser Díaz Ferrán, el héroe de los lingotes de la CEOE, creo que tenía ese apodo. Sí que es verdad que a veces ese tipo de programas pueden dar esa impresión (confieso que nunca he visto a Moore, pero le pondré remedio pronto), ahí entra nuestra capacidad crítica a la hora de analizar estas presentaciones. Te recomiendo ver a Jordi, aunque sea en diferido por Internet de vez en cuando, te gustaría.
¡Un saludo!