Me he roto en una cascada de lágrimas,
lágrimas que tenía tan adentro
que asimilé que eran el plasma de mis vasos.
Ha bastado una eclosión de notas en la radio.
Tú no estabas ahí para escucharla,
ha sido como romper la presa
de mis cárceles oxidadas de Pandora.
Exprimido por mi dolor y mis alegrías,
tan intensas que no sé distinguirlas.
Las deposito todas a tus pies,
de forma que puedas burlarte de mis entrañas,
que tus patadas sobre ellas
sean los besos más cercanos que puedas darme.
No te detengas hasta dejar a mis regalos rotos,
reventados, sangrantes, exánimes.
El jugo de lo que queda de mí, lo recogeré.
Con todo el cuidado que pueda.
Para verterlo en el océano,
así disolverlo lejos y amplio.
Océano libre, y yo algo esclavo de él.
Mi firma en el mar del que puedo beber
para llorar de nuevo.
miércoles, 31 de enero de 2018
martes, 2 de enero de 2018
La sonrisa etrusca
La sonrisa etrusca
José Luis Sampedro
1985
Acostumbrado toda su vida a los principios de su campo, el anciano Salvatore Roncone es trasladado a la casa de su hijo en Milán, donde pueden procurarle un mejor seguimiento de su estado de salud. Confinado en una casa con la estirada de su nuera y la maniática asistenta, y rodeado de gente sofisticada en una gran ciudad cuyos mecanismos no acaba de comprender, Salvatore parece destinado a confrontar mucho con el estilo de vida que le toca vivir. Hasta que llega el amor, sin esperarlo. Esta es una historia de cómo descubrir el amor puede suavizar a la más terca de las personas.
Es un libro muy emotivo, lo cual explica que tantos lectores hayan querido asomarse a él. A lo lago de la historia hay muchas caras para analizar: el drama, el nacimiento y la consolidación del amor puro, el buen humor constante de anciano. En definitiva, es un libro que recoge el aprendizaje que todos pasamos: aprender a vivir. Y lo importante de la vida se refleja muy claramente en sus últimas páginas.
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