Si tienes pensado ir a Irlanda, esta es una parada que debería estar en tu mente.
La capital está alejada bastante de este punto de interés, para ser más exactos, los acantilados están en la costa opuesta a Dublín, a unos 276 kilómetros.
Esto implica que o bien nos paramos alguna noche a pernoctar cerca de ellos o no nos queda más remedio que planificar nuestra visita en un sólo día. No hay ningún problema en cuanto a esta última opción, son muchas las compañías en Dublín que organizan viajes de un sólo día para acercarse a este filo de Irlanda.
La ventaja de estos viajes organizados en autobús es que te ponen en bandeja la ocasión de ir y pasar de farragosos alquileres de coche y de perderte conduciendo por un país que no conoces. Además, el itinerario consta de varias paradas de interés para hacer más ameno el viaje: además de la parada obligatoria para comer podrás admirar el castillo de Bunratty o el melancólico cementerio de Doolin. No obstante, recodemos que hablamos de un viaje total de unos 550 kilómetros en un mismo día y que durante la gran totalidad del mismo tu cuerpo adoptará la agradable forma del asiento enlatado del bus. Cuando llegues a los acantilados, maravíllate...
Esto implica que o bien nos paramos alguna noche a pernoctar cerca de ellos o no nos queda más remedio que planificar nuestra visita en un sólo día. No hay ningún problema en cuanto a esta última opción, son muchas las compañías en Dublín que organizan viajes de un sólo día para acercarse a este filo de Irlanda.
La ventaja de estos viajes organizados en autobús es que te ponen en bandeja la ocasión de ir y pasar de farragosos alquileres de coche y de perderte conduciendo por un país que no conoces. Además, el itinerario consta de varias paradas de interés para hacer más ameno el viaje: además de la parada obligatoria para comer podrás admirar el castillo de Bunratty o el melancólico cementerio de Doolin. No obstante, recodemos que hablamos de un viaje total de unos 550 kilómetros en un mismo día y que durante la gran totalidad del mismo tu cuerpo adoptará la agradable forma del asiento enlatado del bus. Cuando llegues a los acantilados, maravíllate...
Pero, ahora que por fin has cogido una buena y segura, vista mira al frente. Unos acantilados majestuosos y bellamente tallados se alzan a tus pies, deléitate con las formas de la roca que durante tanto tiempo se erosionaron, dándole forma a los cliffs de Moher... ¡moldeando a Irlanda! Respira el aire a naturaleza que viene desde abajo, desde el abismo donde el mar se revuelve. ¡Qué verde! Pestañea de vez en cuando, y haz una panorámica de todo, de cualquier resquicio de olas batientes y de piedra firme. Tu pelo se remueve por la inercia de los vientos que han recorrido todo el mundo. Menuda altura. Otros miran también. pero creo que no lo sienten como tú. Y, claro: toma muchas fotos, por supuesto, es una vista que estoy seguro que querrás conservar por mucho tiempo.
Los majestuosos acantilados de Moher son una imponente obra de la naturaleza que no te puede dejar indiferente.