
Vincent, de 32 años, se entera de que su novia de hace varios años Katherine ha tenido un inesperado retraso. Además, ella le habla acerca de estabilizar su relación y de corregir algunos malos hábitos, formulándose por primera vez en la mente aún insegura de Vincent la idea de proponer matrimonio a Katherine. Tras una reunión en el bar con sus amigos, en la cual hablan sobre el compromiso, el agobiado protagonista se queda un rato más degustando alguna que otra copa en solitario...
Cuál será su sorpresa al levantarse como cada mañana... y encontrar a una chica rubia de cuerpo tentador y medio desnuda acostada a su lado. Esta chica de pelo rubio ondulado y ojos azules se llama Catherine, y al parecer Vincent la conoció la noche anterior en el bar, consumando una infidelidad que ya no tiene vuelta atrás. Mientras la nueva chica muestra su atracción por el recién conocido Vincent, el aludido se ve constantemente acosado por las noticias sobre el bebé de su novia... a quien es incapaz de confesar su aventura. Y aún más, la indecisión de Vincent le llevará a mantener una relación entre dos aguas turbulentas, entre dos mujeres que se creen las únicas en su mundo, hacia un destino incierto...

Así, la vida real y la vida onírica se acaban conectando hasta tal punto que resulta una delicia lo bien tejida que está la trama, y la tensión que Vincent experimenta va creciendo a medida que las dos mujeres, Katherine y Catherine, le arrastrarán a encararse con la verdad: a reconocer la infidelidad en la que Vincent se ha visto atrapado.
¿Por qué me ha sorprendido este título?
En primer lugar, es admirable encontrarse con un título de estas pretensiones, mostrando una historia de alto tono erótico que, lejos de ser sexual, es una mina de reflexión sobre la importancia del futuro en pareja y de ser sincero con uno mismo y con la otra persona. Rompiendo los tabúes, algo que podía haber sido difícil hace unos años de plasmar en un videojuego, Catherine nos presenta sin tabúes un juego adictivo sobre este rompecabezas de la vida adulta.
Por otro lado, destaco la fuerza de los momentos álgidos de la trama: muchos de ellos de auténtico terror, otros de humor desvergonzado, de drama asfixiante o de amor pasional, que hacen que disfrutar de Catherine sea como leer una novela sintiendo todos y cada uno de sus relieves. O, para los cinéfilos, se ofrece en YouTube la posibilidad de disfrutar del argumento condensado:
Considero, por tanto, una maravilla la concepción de esta idea, que es capaz de ofrecer con un aspecto visual loable una historia que lleva a la reflexión psicológica, a profundizar en los entresijos de la seducción, la tentación y la responsabilidad que conlleva una relación en pareja.