lunes, 25 de junio de 2012

A vueltas con la educación británica

Vaya lío que tienen ahora en Reino Unido con la educación.

No sé si os habréis enterado, porque aquí quizás no está teniendo mucho eco. Pero por lo que he estado leyendo en The Guardian y Daily Mail británicos, la situación es la siguiente:

What’s happening? Durante la última década, Reino Unido ha podido presenciar bajadas espectaculares en los informes PISA, que evalúan las competencias de alumnos de secundaria en ciencias, lengua y matemáticas. Desde que los tests PISA empezaron en el año 2000, Reino Unido ha visto como desde ese año sus estudiantes bajaban desde los 10 primeros países en las tres materias hasta caer casi 20 puestos más abajo en 2009, dejándolos en los puestos 16 en ciencia, 25 en lengua y 28 en matemáticas.
Esto ha provocado que muchos políticos se echen las manos a la cabeza pensando en que algo ha pasado durante esos 10 años. Se preguntan quién tiene la culpa, y a alguien habrá que echársela.
Y esta vez parece que la culpa la tienen los GCSEs, el sistema de calificaciones que obtienen los alumnos entre los 14 y 16 años y que son la parte fuerte del sistema educativo de Reino Unido.

Uno de los O-levels.
On the one hand, parece ser que, como sostienen los conservadores, el hecho de que estos exámenes intenten que el mayor número de alumnos obtenga la cualificación necesaria para un futuro profesional decente ha bajado la calidad media y perjudica a los mejor preparados, que llegan a la universidad (hablemos de Oxford y Cambridge, por ejemplo) a un nivel que dista mucho que desear para los catedráticos que imparten la docencia. Por ello, el actual Secretario de Estado de Educación, Michael Gove, propone volver a un sistema anterior, concretamente a los O-levels que se eliminaron del currículum de Reino Unido en los años 80 y que basaban muchísima parte educativa en exámenes y no tanto en trabajos u otras actividades de aula. Además, en el O-level se medía cada asignatura por separado y no se emitía un certificado unitario académico como ocurre con los GCSEs. Como se podrá imaginar, el resultado es una estratificación muy clara de los alumnos en base a sus capacidades, algo que quizás esté muy bien para la universidad pero no para el resto de salidas profesionales.

Alumnos contentos de haber pasado sus GCSEs.
On the other hand, no sólo el partido laborista y los principales sindicatos de profesores se oponen enérgicamente a  la “vuelta al pasado”, sino que incluso el vicepresidente Nick Clegg que es de los liberales critican un endurecimiento de las materias que perjudica a aquellos alumnos que por medios diversos no pueden lograr tal nivel académico y serían marginados. Dicen que la educación “debe ser de todos, y no de unos pocos” y que volverán a una educación de dos vías, ahondando aún más en las diferencias sociales. El lío está servido porque, pese a ser el actual gobierno de coalición entre conservadores y liberales demócratas, la parte de Gove no parece querer perder el tiempo  consultando a los liberales en sacar esta ley a la Cámara. Los liberales están que trinan: la información se ha filtrado a la prensa incluso antes de que se dé ese debate interno.
Gove en la clase que más se ajusta a sus O-levels.
The question is: ¿realmente estos exámenes GCSEs son tan poco exigentes y perjudican a los más preparados? Lo cierto es que el sistema actual cuenta con un gran rango de calificaciones a obtener, quizás excesivo, que compensa a los alumnos en aquellas asignaturas que fallan con otras en las que destacan, con lo que se obtienen perfiles profesionales poco específicos. Pero lo que ha puesto el grito en el cielo son algunas de las preguntas formuladas que se hacen a estudiantes de 15 años en estos tests del GCSE “¿Con qué miraría usted las estrellas, con un telescopio o un microscopio?” “¿En qué parte del cuerpo se pone un jinete el casco?”. Preguntas más propias de primaria que según los conservadores pueden indicar como el sistema educativo quizás se está poniendo demasiado fácil en pos de la igualdad.

To my mind: Hay razones para discutir, y cada uno tiene las suyas, como ya hemos visto. Pero lo que está pasando no es muy distinto a lo que ocurre en España.

Si se dejase de politizar tanto la educación, si se dejase elegir a los profesores libremente como dar su docencia, que son al final los que realmente saben de educar; nos ahorraríamos todos esos cambios que están perjudicando a un sistema que no es autónomo porque no se lo están permitiendo. Hace falta un pacto de educación, aquí o en Reino Unido. Los profesores están ya probablemente cansados de ver tantos currículums que cambian según el resultado de ese año y ver que se están robotizando a las órdenes del partido de turno.

El futuro no puede estar claro sino lo están las bases.  Señor Michael Gove, sea realista y por favor, no olvide de que quizás esta no sea su taza de té.

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