lunes, 10 de diciembre de 2012

Adiós, El País

El periódico El País ha estado en mi casa desde antes que yo naciese. Ya desde muy pequeño aprendí que aquél era un periódico, el primero que veía, pero lo llamaba "el país", ya que "periódico" es una palabra tremendamente difícil de pronunciar para un niño que empieza a hablar por primera vez (en ocasiones decía de forma muy graciosa "perícolo"). Recuerdo pocos días en los que el citado diario faltase junto al desayuno de mi padre, y si no estaba era porque aquél día iba a ser tan intenso que no iba a tener tiempo de leerlo. 

Cuando crecí lo miraba con respeto. Había aprendido que había más periódicos, y que por ejemplo El Correo era mucho más atractivo a la vista. El País me pareció una prensa de carácter serio y difícil de entender, de páginas entre blanco, negro y gris, pero yo no tenía mucho más criterio al respecto. A esas edades yo como mucho miraba la programación y hacía el crucigrama de Mambrino; por lo que empezaba a leerlo siempre por la parte de atrás y no llegaba nunca a la portada.

Cuando ya adquirí más madurez y empecé a leerlo profusamente, vi que mis primeras impresiones tampoco iban muy desencaminadas. Sí, era un periódico serio. No se solía columpiar mucho, ni siquiera en los editoriales o los artículos de opinión. Algunos artículos de noticias sencillas eran condenadamente difíciles de leer para el consumidor novato y no digamos ya para aprendiz del idioma, cuestión que ha sido constatada incluso por un profesor irlandés mío que ya iba muy bien encaminado en el domino del castellano. Yo he preferido otros diarios, pero lo he leído bastante El País, todo hay que decirlo.

En cuanto a la ideología que profesa, yo tengo mi opinión. Ante la discrepancia izquierda-derecha dominante tras los medios de comunicación, El País se ha definido sobre todo como "europeísta" para salir del paso, que es algo bastante difuso y que hoy en día adquiere crecientes connotaciones negativas. 

No engañaba a nadie, era de izquierdas, sí. Pero tenía algo de esa izquierda del PSOE, cada vez más blanda y moldeable como la plastilina en manos de un niño. No se me olvida cómo, en los últimos años de Zapatero, cuando una Unión Europea neoliberal estrangulaba nuestra economía, El País, movido por un arranque de verdadera izquierda y un revés de anti-europeísmo, puso otra mano en el gaznate del exánime partido socialista y le apretaba también, culpándole de haberse vendido ideológicamente al poder. Después la definición del diario vagó por un camino convulso. Público cerró en 2012 y le dejó como el único referente de la izquierda en la prensa imprimida. No supo defender nada bien esa tarea, y ha ido perdiendo la lucha... 


Llegó un ERE. Injusto, muy injusto, porque siempre lo pagan los de abajo, pero inevitable al mismo tiempo. El País es todo un referente en los quioscos, pero adolece de una mala planificación empresarial que salpica por todos lados. Tenía demasiados empleados comparado con otros periódicos que hacían unos ejemplares de tamaño similar. Sentía demasiada atracción por las grandes firmas, quería atraerlas, y descuidaba a la buena plantilla que le sustentaba. Su director se lo llevaba fino todos los días. Y seguía conservando ese aspecto serio que se negaba a cambiar: fuera cual fuera la noticia que se diera ese día, la portada la recogía con la sobriedad característica, lo cual entiendo que pueda atraer poco al consumo de este periódico en un día interesante. 

Hay más detalles, pero esos serían algunos fallos de organización que, de haberse guiado más por la práctica que por la ambición de poder que acabó infiltrándose en las páginas, el poder neoliberal que lo empapa todo... 

Cada vez ha ido perdiendo más esa lucha...
...

Y hoy, 10 de Diciembre de 2012, El País ha muerto.

Y si no lo ha hecho, es que le queda bien poco. No quiere decir que no vaya a seguir editándose, seguramente siga. Pero ya no es nunca más lo que fue. Ha perdido poco a poco su carácter, y hoy ya no le queda nada de lo que le ha definido tanto tiempo.

Hoy publican un editorial en la portada. Ahí se pide en primera línea, que "El Gobierno debe pedir el rescate sin demora..." Rescate urgente, lo titulan. No voy a leer más, no me apetece.

Mi padre hoy no ha desayunado con el periódico, no lo tiene cerca de él como acostumbra. Comento con él el fatídico titular del editorial y los dos sabemos lo que esto significa. 

Para qué leer más...

5 comentarios:

  1. "europeísta". Eufemismos usados para camuflar. No tiene ningún sentido xD.

    Lo cieto es que me he apenado profundamente al leer esta entrada. He sentido como si estuviera presente la profunda desilusión y decepción de tu padre y tú (igual tampoco fue para tanto, pero tus palabras así me lo transmiten). Es una lástima. Una lástima verdadera. Un retazo de pasado que se disuelve en la bruma del olvido para no volver. Como un frágil retazo de papel de periódico arrastrado por el viento...

    El País ha muerto. Viva el País.

    (Y quizás en breve otro país de otra naturaleza también lo haga)

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    1. Me alegro de que te haya conmovido, no buscaba tanto (pero haberlo podido producir me deja muy satisfecho, también tengo que decirlo).

      Esta es mi humilde opinión, por supuesto que no es el fin del periódico, que seguirá seguro su reforzada trayectoria. Pero renunciar a la esencia no suele ser bueno, y sino que se lo pregunten a los grandes filósofos. Una lástima sí.

      Muchas gracias Fénix.

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  2. El País y el país se resquebrajan, sí, es verdad, pero no vamos a dejar de existir por eso. Habrá que adaptarse a los nuevos tiempos y pelear para que las cosas sean cada día un poco mejor, para que en el mundo haya un poco más de cordura.

    Estoy suscrito a la edición digital de El País y me duele lo que está pasando... Somos muchos los que sufrimos eres, despidos, etc., pero hay que remar hacia delante. No queda otra.

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    1. En mi casa estamos también suscritos, Jesús, pero yo no lo veo ya con los mismos ojos. Ha sufrido mucho El País, sí...

      Por supuesto que no se cae el mundo, pero se pierde algo de ese gran todo. Los periodistas ya dijeron que la crisis del periodismo afecta negativamente a la democracia y no les puedo dar más razón.

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  3. Le comenté por Twitter la muerte del país a la periodista Elisa Beni y me comentó que "al menos anda terminal"

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