domingo, 24 de marzo de 2013

¿Acaso no queremos pensar?

Me preocupa enormemente la cantidad de banalidad que nos tragamos a diario, y que ha alcanzado una gran diversidad de ecosistemas. No importa ya si hablamos de música, televisión o libros. Hay algo que se está extendiendo como una neblina invisible en la mayoría de formas de cultura con las cuales nos topamos viviendo en este mundo.

Evidentemente no es una generalización extensible a todo lo que ven nuestros ojos hoy en día, pero creo que si va mucho más allá de lo que parece. Y que cada vez lo es más. Creo que nos estamos volviendo adictos a consumir formas de entretenimiento que no nos aportan mucho, que simplemente nos entretienen. Ya hay muchos programas que son pasatiempos puros, muchos best-sellers sin fundamento que te engancharon en su día pero nunca volverás a releer, películas llenas de masa insulsa, música sin letras profundas...

No es intrínsicamente algo negativo, me parece bien que las cosas vacías existan porque también tenemos ratos en esta vida para vivir de ellas, para simplemente no pensar mucho si estamos cansados o queremos disfrutar del ocio destilado. Pero cuando ya la miga empieza a ocupar demasiada parte de nuestra vida, esta pseudocultura - y en especial sus consecuencias - me alteran. 

Estamos perdiendo la sana costumbre de incorporar un valor añadido a nuestras vidas en lo que pasamos nuestro tiempo. Puede que ya nos canse pensar. O que no nos apetezca que determinados programas nos hagan pensar. Igual es que estamos muy ocupados. O muy desocupados, que más da. "Pensar no" pensamos, porque no lo decimos.


Porque estoy detectando esto cada vez más en nuestra sociedad, me gustaría hacer un pequeño llamamiento para que redescubramos nuestra cultura en un sentido que nos lleve a disfrutar de ella, por supuesto, pero también que nos sirva para trascender nuestra realidad.






11 comentarios:

  1. Mmm, desgraciadamente así es, y desgraciadamente es a menudo porque la gente no ve mucho más allá de lo que tiene, no siente interés ni se siente identificada por esa cultura que podría aportarle algo más... luego estamos los entes como yo, que vivimos en la pura vagancia (aunque me gusta escuchar música cuyas letras signifiquen algo más que te quiero/no te quiero/no puedo vivir sin tí; ahora mismo estaba escuchado Mil Vidas...).

    Me encanta la fotografía del contenedor. Muy significativa.

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    1. ¿Pero quién ha creado que la gente no sienta interés por esa cultura que trasciende? ¿Nos hemos dejado llevar nosotros de la mano por alguien o nos hemos abandonado a nosotros mismos? Seguiré pensando...

      ¡Un saludo!

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  2. Bien. El "sistema" se encarga de que no tengamos que pensar. Nos atiborra de elementos facilitadores de estupidez. Para qué voy a recordar un número de teléfono si lo tengo en la agenda... Por si te quedas sin batería y tienes que llamar a tu casa desde una cabina, imbécil.
    El estado de mínimo gasto de energía es a lo que tiende todo organismo, a no ser que se invierta... Y en eso consiste al final la vida: en mantenerse activo pues la mínima energía es la muerte (qué transcendental me salió...)

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    1. ¿No te recuerda un poco a 1984 o a Un Mundo Feliz? Es posible que llegue a dar miedo todo esto...

      Me ha gustado lo del móvil, aunque yo creo que aparte del mío sólo me se dos más... Me pondré a estudiarlos para que no me insultes, jaja.

      ¡Te ha quedado bordado lo del final! Bravo.
      No he podido evitar recordar aquello de los niveles cuánticos de energía con tu explicación, me paso de friki.

      ¡Un saludo!

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  3. Tengo ideas contradictorias respecto a este tema.

    Por un lado, me saca de quicio la gente que se conforma con lo que le ponen por delante, la gente que no es curiosa y no va más allá de lo que le dan mascadito y para adentro.

    Pero por otro lado, debo confesar que a veces he sido (y soy) consumidora de lo que no te hace pensar, de lo fácil, de lo que entra por los ojos y no se queda contigo. Porque hay días que la realidad se me hace tan insoportable que la única vía de escape que me queda es algo que no me haga pensar, porque si pienso, todos los pensamientos se me hacen negativos.

    Creo que hay que ponderar estos dos tipos de cultura, y tomar en su dosis justa la que no hace pensar, porque si no (como habéis apuntado arriba) esto se convertiría en un 1984, y así no se podría vivir.

    Esto se nos va de las manos con tanto programa casposo, pero esto es algo que se ve venir desde hace tiempo. Por mi parte, no consumo televisión española, no tengo aparato de televisión en casa, ni ganas de tenerlo, la verdad. Lo de la tele española hace tiempo que viene siendo lamentable. Pero, eso sí, mis series extranjeras mamarrachas bien que me las trago, al igual que los realities de fuera, todo lo que sea de cantar, bailar, sobrevivir en una isla, etc... me lo como con patatas, porque lo disfruto como una enana.

    Luego me pongo a leer a Saramago, o a Austen, o a Agatha Christie. O me veo seriazas como Mad Men y The Good Wife y se me quita toda la tontería. Me hacen pensar, sí, y lo agradezco muchísimo.

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    1. Estoy contigo Jycel - aunque no sé qué tal lo he definido en la entrada yo también me rindo en ocasiones a la basura - y creo que mucha gente es igual que nosotros, que consumimos de las dos porque si pensásemos tanto nuestra cabeza podría ser un espacio realmente agobiante. Por ello, no está mal que abramos una válvula de escape a la realidad con cultura más banal de vez en cuando.

      Das en el clavo cuando dices que hay que regularlo en su justa medida. En cuanto a la televisión española, es verdad que cada vez abundan programas más insoportables, pero bueno... es saber buscar. ¡Y me resulta raro que no tengas tele, en serio!

      Mira, con todos esos ejemplos que me has descrito al final sacas un sobresaliente en tu cultura. Así me gusta ;)

      ¡Un saludo Jyc!

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    2. A la gente le parece como de ciencia-ficción lo de no tener tele, siempre que lo digo, se asombran. Pero la verdad es que no me costó nada desintoxicarme de ella.

      Es más, en casa somos dos, y ninguna echamos de menos la tele, en ningún momento. Vemos lo que nos apetece cuando nos apetece, y no dependemos de horarios ni estamos alienadas con la publicidad.

      La cuestión es que yo esto (lo de no tener tele)no lo hago para sentar cátedra ni nada por el estilo, tan bueno es tener tele como no tenerla, cada cual elige lo que quiere consumir y cómo hacerlo. Lo cierto es que a mí la tele me atontaba mucho más de lo que me aportaba y decidí cortar por lo sano. Y todo ha salido bien desde entonces.

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  4. Muy interesante post y degraciadamente muyyy cierto, y hay muchos ejemplos en el dia a dia.

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    1. Razón no te falta, y creo que como sigamos así, cada día habrá más...

      ¡Gracias por tu visita, un saludo!

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  5. ¡Me ha gustado mucho!
    Hoy en día hay mil propuestas de ocio por todos los lados, y muchas de esas cosas, son simples entretenimientos que al final nos quitan tiempo y no nos aportan nada.
    Añado además que con esta vida que llevamos, de ir corriendo a todos los lados, nos quedamos con las primeras alternativas de ocio que encontramos, sin profundizar en si nos va a aportar algo o no.
    Gran tema de reflexión.
    Un saludo

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    1. A veces tengo la sensación de estar ante lo que describes: esa prisa constante nos lleva a disfrutar de cosas breves que con frecuencia son insulsas y fáciles de consumir, que no nos incitan a reflexionar. La prisa se entromete demasiado en nuestras vidas.

      ¿Podemos luchar contra todo eso? Mi vida cada vez es un vértigo mayor... Pero intento que a las noches por lo menos un poco de cultura sana riegue mi mente.

      Me alegra que te haya gustado

      ¡Un saludo!

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