domingo, 20 de octubre de 2013

El otro análisis de David contra Goliat

El bíblico Goliat, tal y como se describe en la Biblia, era un soldado filisteo imponente. Medía seis codos y un palmo (unos 2,9 m). Portaba varias armas, como bien dice David: “Tú vienes a mí con una espada y con una lanza y con una jabalina ..." (1 Samuel 17:45) y una malla de cobre de 57 kg. A su lado caminaba un sirviente portando un gran escudo. 

¿Quién podía hacer frente a semejante mole? Es normal que Saúl, rey de los israelitas, se opusiera al valor del joven pastorcillo David cuando le pidió librar batalla contra el gigante. Pero la determinación de David hizo que Saúl no se opusiera cuando David salió al encuentro de Goliat. El filisteo, que esperaba que de entre los soldados enemigos apareciese alguien de su calibre, presenció la aparición de David. Ya sabemos el resto. El pastor que se acercaba con decisión cogió cinco piedras del suelo y cargó una en su honda. Piedra que impactó contra la frente de Goliat y lo derribó al momento, dando lugar a que David se acercase a él, le arrebatase su espada y con ella le cortara la cabeza.


Lo que siempre resulta curioso sobre este enfrentamiento es la improbable, pero arrolladora, victoria del niño. Sin embargo, hay detalles que no la hacen tan improbable. 

Goliat es una pieza de infantería poderosa, sí, pero David es el símil de la artillería. Y nadie duda que la artillería es más decisiva en una batalla, por lo menos al comienzo, antes de que las infanterías enemigas se enfrenten entre sí. Eitan Hirsch, un experto en balística de las Fuerzas de Defensa de Israel, ha calculado que una piedra normal manejada por un experto lanzador de honda, girando a unas 6-7 revoluciones por segundo y a una distancia de 35 metros respecto a la diana podría haber golpeado a Goliat con una fuerza de 34 metros por segundo, suficiente para romper el cráneo y dejarlo inconsciente, sino muerto. Como un francotirador moderno. El pensar únicamente en términos de fuerza física, como hizo Saúl al no dejar salir a David al inicio, es un planteamiento erróneo.

Además, ¿se ha analizado bien la situación del enemigo? La Biblia ya señala lo lento que se movía Goliat, lo cual no es una ventaja para alguien que se define cómo un guerrero formidable. ¿Y por qué no se anticipó a la evidente estrategia del pastorcillo? Expertos en medicina creen que Goliat sufría acromegalia, lo que explicaría su tamaño, y uno de los acompañantes de la acromegalia suelen ser los problemas de visión. ¿Por qué baja un guerrero tan aguerrido acompañado por un asistente? Porque no ve bien. Y no puede ver a David hasta que ya es demasiado tarde...

Analizando estos detalles, damos una vuelta completa a la historia. Las fortalezas y debilidades no son siempre las que nos parecen...

Extraído de "Little victories" de Malcolm Gladwell. 11 de octubre de 2013, Guardian Weekly.

4 comentarios:

  1. La mayor parte de las veces leo tus entradas a unas horas que deberían estar prohibidas, tal como la presente 6:40 am. No me suele acompañar la locuacidad para comentarlas y acabo por no hacerlo, pero quería dejar constancia, al menos alguna vez, de lo entretenidas, refrescantes e interesantes que me parecen.

    Muchos ánimos y muchas gracias :)

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  2. Vaya, no sabía que a esas horas a alguien le apetecería leer este espacio jaja. Entiendo tu falta de locuacidad, pero debo decirte que con lo me has dicho ya me has dejado muy contento :)
    Gracias a ti, ya sé que sueles visitarme, siempre te tengo en cuenta. ¡Saludos!

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  3. Coño, mira que utilicé el test t miles de veces y no sabía esto... muy bueno, Luis. De verdad.

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  4. perdona, Luis, este comentario es de otra guerra

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