
Nuestra generación vive convulsa. No hay una única burbuja, sino que hay muchas otras:
Educación: Es difícil no estar de acuerdo en que las nuevas pedagogías, basadas en estudios psicológicos y asesoramientos de instituciones muy alejadas del ámbito educativo, no han hecho más que ponerse del lado de “un alumno incomprendido” y restar respeto hacia el docente. Termina preguntándose: ¿adónde ha ido a parar la cultura del esfuerzo?
Cultura popular: este ha sido uno de mis bloques favoritos. La casi nula capacidad de difundir nuestra propia cultura junto a una masificada entrada de cultura importada nos lleva a perder nuestra identidad y a adoptar roles que no encajan ni encajarán (véase como ejemplo las expectativas sobre universidades americanas y compárense con las de aquí).
Drogas: Una generación precozmente introducida en el consumo de estupefacientes, con las consecuencias que conlleve. Pero también hay bastante pasividad en el ambiente.
Sexo: La incapacidad de los padres para explicar hace que cada uno se las tenga que apañar. También aparecen muchos absurdos, como el marco legal (yo tengo 18 años y tú 17).
Vivienda: ya sabemos que la especulación se ha cargado el mercado inmobiliario. La generación burbuja va ahora hacia la idea de compartir piso, algo que se promete como una gran experiencia pero acaba significando la degeneración del estilo de vida, tanto gastronómicamente como en la relación entre sus miembros. Y en Friends parecía tan bonito… ¿verdad? Si vives con hipoteca, peor. Igual no es tan mala idea volver a casa de tus padres.

Revolución: casi cualquier idea que parezca salirse de lo común está muy trillada, ya sea hacerse una foto a lo Andy Warhol o pegar voces en un concierto antisistema que es prosistema. Nos han educado para ser consumistas y para no preocuparnos. Es posible romper con todo, pero va a ser mucho más difícil que otras veces.
En resumen: este volumen recoge en tono humorístico diferentes aspectos de nuestra vida que se han modificado durante nuestra generación, de manera que nuestra situación no es comparable a la de nuestros padres.
¿Hacia dónde irá la siguiente generación?
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