domingo, 8 de julio de 2012

Un funeral más humano


La muerte

Dicho así impresiona, ¿no? Asusta. 
Aunque sólo sea un nombre.

¿Pero por qué nos amarga tanto? La muerte es inherente a la vida, vivimos porque sabemos que algún día moriremos. De hecho, es de las pocas cosas que tenemos seguras en la vida. Y la experiencia nos dice que son muchos los que fenecieron y que en paz descansen durante la historia (y la prehistoria) antes de llegara esta época; por tanto, este proceso tampoco se va a detener aquí. Si esto no nos coge por sorpresa, sería de esperar que nuestra reacción ante la muerte tuviese que contar con una acogida social más distendida y no tan retraída y huidiza como las que se ocurren día a día.

“No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo” 
Woody Allen

Hay algo muy poco
personal en todo esto
No me quiero poner muy filosófico porque no se me da bien, esto era sólo una introducción, pero sí me gustaría realizar un breve análisis sobre cómo se ¿celebra? la partida de un ser querido y de cómo se podría ver desde otro aspecto. Cada vez son más las personas que en vida reniegan de un funeral tradicional: un acto oficial de gran calado en el que un cura que nunca nos conoció en vida dirige el acto y dice cosas anodinas en un tono deprimente, rodeado de un ambiente lúgubre a juego que acaba por destrozar a aquellos que compartieron la vida del difunto. 


Otra gran pregunta...
Quizás sea por esto que los funerales humanistas cobran vida. La idea es muy sencilla: más que una celebración de la muerte, se trata de hacer una celebración de la vida. Esto es interesante porque no se trata sólo de una oposición a la religión por ser religión, sino de un modo radicalmente distinto de ver el ciclo final de la vida. Muchas personas ahora desean a sus seres queridos que no gasten lágrimas en una iglesia porque es mucho mejor para ellos que se peguen un buen banquete, o unas copas hasta el amanecer a su salud. La/él que ya no está pudo opinar de cómo le gustaría que se desarrollara. Y una vez allí, el resto dirán de mirar esas fotos de la graduación. O poner tales canciones, pero esta no, que él no sabía cómo bailarla. Pasar un rato agradable, propicio para repasar qué dio de sí la vida de él o de ella, qué enseñó y que dejó de aprender de los demás, qué dijo siempre que haría pero nunca se atrevió… Una celebración de la vida, como también celebramos las bodas (y como deberíamos celebrar los nacimientos).

Y después, mirar al mañana. 
Evidentemente, estas celebraciones no son una utopía de la felicidad: familiares y amigos no por ello dejarán de llorar si es lo que sienten. Cambia el escenario y las formas, aunque los papeles no están fijados. Pero es innegable que esta vía ayuda a los familiares a tener un mejor recuerdo de lo que fue en vida, y les da libertad para organizar de la forma más apropiada la fiesta que pone fin a lo que la biología da por terminado pero que el recuerdo se resiste a borrar.

No nos preocuparemos tampoco de si hay vida después de la muerte. Quizás la haya, pero no lo vamos a saber. En este mundo lo único que se puede hacer es aplaudir la que conocimos.


Y tú, ¿qué escribirías?
Para acabar: una asociación de las que intentan cambiar el concepto de fallecimiento colocó una gran pizarra con la frase: “Antes de morirme quiero…” y dejaba terminar la oración a todo aquél que lo deseara. Había respuestas positivas tales como  “… marcar una diferencia”,  algunas divertidas, como “… hacerme una casita de chocolate” pero yo me quedo con alguien que asumió el destino y escribió:


“… encontrar una buena razón para no hacerlo”.

3 comentarios:

  1. Otra forma de ver la muerte. Aunque siempre solemos asociarla al consumismo. Nacer, (bautizarse, comuniones, etc para los católicos), cumplir años, graduarse, casarse, ... al final siempre van acompañados de algún tipo de banquete, fiesta o regalo.

    Desde luego me parece mejor que hacer una misa por la muerte de alguno, ya que, como dices, "un cura que no nos conoció"... es algo que no solo no tiene sentido, sino que fomentamos ese tipo de estupidez religiosa.
    Me parece más humano (y sensato?) despedirse del allegado en familia (entiéndase los cercanos y amigos).

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  2. Me alegra de que compartas mi opinión. Es algo que siempre me ha llamado la atención, me parece algo demasiado personal para dejarlo en manos de otros.

    Es cierta también la idea del consumismo que aportas, no se me había ocurrido ver que nuestras alegrías al parecer van acompañadas de gasto.

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  3. Hola Luis, gracias por tu articulo. Lo he encontrado en google porque estoy buscando alguna asociacion humanista en Madrid para celebrar un funeral por mi hermano. Se quito la vida el 26 de enero de 2014. Estabamos todos en shock y con tanto dolor, que no fuimos capaces de hacer nada. Y yo ahora quiero organizar un funeral para celebrar su vida y recordarle. Me podrias ayudar? Gracias Jenny

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